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Hornado Ecuatoriano, sabor y tradición de la sierra
Cada plato tradicional es un espejo que refleja la historia y la identidad de un pueblo. El hornado ecuatoriano —cerdo asado lentamente con especias y madera, hasta lograr una piel crocante y carne jugosa— no es solo una delicia culinaria: es una manifestación viva de la cultura y el alma de la Sierra ecuatoriana. Este plato, que mezcla técnicas ancestrales con influencias coloniales, es un símbolo de unión, trabajo y celebración.
Sandra Doncel
7/6/20252 min read


Del cerdo al hornado, historia en cada trozo
El cerdo llegó a América con la llegada de los españoles en el siglo XVI, transformando las tradiciones gastronómicas indígenas. En la Sierra ecuatoriana, el cerdo fue adoptado con gran entusiasmo, ya que ofrecía una fuente valiosa de alimento para las comunidades campesinas. El hornado nació de la necesidad y el ingenio: una forma de cocinar la carne que permitía conservarla y potenciar su sabor, aprovechando las condiciones del entorno y el conocimiento ancestral.
La técnica del hornado —asado lento en hornos de leña o en brasas, acompañado de especias como el comino, laurel y achiote— convierte cada pieza en una experiencia sensorial que va más allá del sabor. La piel crocante y dorada es un símbolo de maestría culinaria, mientras que la carne tierna y jugosa habla de paciencia y dedicación.
Hornado, un evento comunitario y festivo
Este plato está profundamente arraigado en las provincias andinas como Tungurahua, Cotopaxi, y Chimborazo, donde su preparación es un acto que une a familias y comunidades. El hornado no es solo alimento, es un ritual: se prepara para celebraciones, festivales y encuentros sociales, un momento para compartir y fortalecer lazos.
La tradición manda que el hornado se sirva acompañado de mote, llapingachos, y ensalada fresca, acompañamientos que realzan y equilibran el sabor robusto del cerdo. En cada reunión, el hornado es protagonista y testigo del orgullo regional y la identidad colectiva.
La fusión cultural que define al hornado
Como en muchos platos ecuatorianos, el hornado refleja la fusión entre la cultura indígena y las influencias europeas. Mientras la técnica de asar la carne proviene del legado español, las especias locales y los acompañamientos son herencia de las comunidades originarias. Esta mezcla de saberes y sabores muestra la capacidad de adaptación y resistencia que caracteriza a la Sierra.
El hornado no solo alimenta el cuerpo, también nutre la memoria y las tradiciones que se han transmitido de generación en generación, manteniendo viva la esencia cultural de Ecuador.
Más que un plato, un símbolo de identidad
Servido en mesas familiares o ferias tradicionales, el hornado es un puente entre el pasado y el presente. Cada bocado evoca historias de trabajo en el campo, de celebraciones comunitarias y de la creatividad que emerge del encuentro entre culturas.
En su sabor se concentra la fuerza de un pueblo que celebra su historia, su tierra y su gente a través de la gastronomía. Por eso, el hornado ecuatoriano no es solo un plato; es un emblema vivo de la Sierra y su gente.
En Raíces Gastro celebramos el hornado
Celebramos el hornado porque es mucho más que un plato: es un símbolo vivo de la Sierra ecuatoriana, una herencia culinaria que une a la gente y que preserva una identidad forjada en el trabajo, la tierra y la comunidad. En cada trozo de carne crocante late la historia de un pueblo, y en cada plato compartido se renueva ese lazo que nos conecta con nuestro pasado y con quienes somos hoy.